Los secretos del Jardín Botánico de Las Palmas (Parte 2)

 Cardones punk, sabios y especies que solo crecen aquí

En la primera parte os conté lo bonito. Hoy os traigo lo raro, lo único, lo que te deja con la boca abierta aunque vayas con prisas. Porque este jardín no es solo un sitio donde las plantas crecen. Es un lugar donde la historia, la ciencia y la resistencia se enredan entre raíces. Bienvenid@s al backstage del Jardín Botánico Viera y Clavijo.

Cardonal-Tabaibal: la vegetación punk de Canarias

Nada de verdes suavecitos ni flores exóticas. Aquí lo que manda es el sol, la roca y las plantas que saben sobrevivir. El Euphorbia canariensis (cardón) parece una catedral gótica hecha de espinas. A su lado, las tabaibas (como Euphorbia balsamifera) estiran sus brazos como si saludaran al volcán.
Este paisaje, seco pero vivo, es el alma vegetal de las islas. 

Verlo tan bien representado en el jardín es como si alguien hubiera dicho: "sí, lo nuestro también es bello".

La Plaza de los Sabios: homenaje enraizado

Caminar por la Plaza de los Sabios es encontrarse con los nombres que hicieron posible este lugar. Botánicos, científicos, conservadores de la flora canaria… están ahí, no en mármol frío, sino en un espacio vivo. Rodeado de plantas, con bancos que invitan a sentarse y pensar. Aquí se rinde homenaje con sombra y silencio.

Es un rincón que te recuerda que la ciencia también puede ser poética.

Árboles con personalidad (y con historia)

Aquí no hay árboles cualquiera. El Dracaena draco (drago) parece una criatura de otro planeta, con savia roja como la sangre. No es casual: esa resina rojiza, conocida como “sangre de drago”, se usaba antiguamente como medicina, tinte y hasta barniz para violines. Un árbol que no solo impone por fuera, sino que guarda secretos por dentro.


Cada uno parece decir: “he visto cosas que no creerías…”.

Endemismos: exclusividad canaria con carácter

Este jardín es un refugio y un grito: conservar también es rebelarse. En el Jardín Canario hay plantas que solo verás aquí. Ni en los Andes, ni en los Alpes, ni en Instagram. Aquí algunas de ellas: 

  • Lavandula canariensis: no huele como la lavanda francesa, pero tiene más garra. Endémica, morada y con pelitos plateados que la protegen del sol como si llevara gafas de sol puestas. Elegancia isleña con actitud.

  • Sonchus acaulis o cerrajaparece un repollo mutante con estilo punk. De lejos puede parecer "solo una hoja", pero de cerca es pura arquitectura vegetal. Es tan canaria que si hablara, lo haría en guanche.

  • Laurus novocanariensis: Laurel de la laurisilva con pasado noble. Sus hojas huelen a historia y a guiso antiguo. Si fuera persona, llevaría gabardina y caminaría bajo la lluvia sin inmutarse.



Y por último, las palmeras: símbolo y sombra

Phoenix canariensis, la palmera canaria, es más que un emblema. Da nombre a la ciudad y le da sombra a las ideas. Crece recta, fuerte, altiva. Aquí la ves en su hábitat, entre barrancos y terrazas, como si te dijera: “sí, esta es mi casa”.


El Jardín Botánico de Las Palmas no es solo bonito. Es profundo. Tiene fósiles del pasado, sabios del presente y especies que, si desaparecen aquí, se esfuman del planeta.

Si visitas Gran Canaria, no te lo pierdas. Y si ya fuiste, dime: ¿Qué rincón te removió por dentro?


Comparte si te ha gustado. O grítalo desde tu terraza llena de plantas rebeldes. Lo importante es seguir haciendo ruido verde.



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